El trastorno del espectro autista (TEA) se caracteriza por un desarrollo marcadamente anormal o deficiente de la interacción y de la comunicación social, así como por la presencia de un repertorio extremadamente restringido de actividades e intereses. Estas manifestaciones pueden variar mucho en función del grado de desarrollo y de la edad de la criatura, pero siempre están presentes en el diagnóstico de autismo.

La detección precoz permite hacer la valoración del niño con un alto riesgo de padecer TEA e iniciar las intervenciones más adecuadas para el tratamiento de sus dificultades. Es importante que esta detección se haga lo antes posible. Con el objetivo de detectar lo antes posible los casos de TEA y ante la necesidad de que hubiera un consenso entre profesionales de los diferentes servicios (sanitarios, sociales y educativos), en enero de 2013 se puso en marcha la Unidad Funcional de TEA al Gironès. Esta unidad nació en el marco del Plan de atención integral de las personas con trastorno del espectro autista, impulsado por la Generalitat de Cataluña en el año 2013, que preveía crear unidades funcionales en todo el territorio a modo de prueba piloto, una de las cuales fue la del Gironès. En estas unidades funcionales participan conjuntamente profesionales del Departamento de Salud, de Educación y de Asuntos Sociales y Familias, con el objetivo de coordinar esfuerzos para facilitar la cohesión y complementariedad entre los diversos servicios de los que dispone la Generalitat para dar respuesta a las necesidades educativas, terapéuticas y sociales de esta población.

Desde que se puso en marcha la Unidad Funcional del Gironès han valorado 83 casos nuevos de autismo, la mayoría de entre 2 y 7 años. La prueba piloto a nivel de Cataluña permitió que el 57% de los casos valorados obtuvieran el primer diagnóstico de certeza en menos de 60 días de la primera visita.

Normalmente la primera sospecha llega del entorno escolar y / o familiar, los profesionales del centro de atención primaria o los servicios sociales. A partir de esta primera alarma, desde los Centros de Detección y Atención Precoz (CDIAP) y de los Centros de Salud Mental Infantil Y Juvenil (CSMIJ) se hace el diagnóstico con el apoyo del neuropediatra y del equipo asistencial psicopedagógico. En caso de que se confirme la sospecha de TEA, interviene la Unidad Funcional que coordina una evaluación de las necesidades del niño de una manera integral y elabora un Plan de Atención Integral que incluye las actuaciones en el ámbito sanitario, educativo, social, laboral y residencial.

Desde los CDIAP y los CSMIJ se hace la atención terapéutica y psicoeducativa a los pacientes y sus familias, mientras que desde la escuela se ofrece una atención educativa teniendo en cuenta las necesidades específicas de cada alumno. También se apoya a los maestros en la aplicación de estrategias para favorecer el aprendizaje y la adaptación del niño al medio escolar.

Desde la red educativa participan en la Unidad Funcional un profesional de la Inspección, de los Servicios Educativos Generales EAP (equipos de asesoramiento psicopedagógico) y Servicios Educativos Específicos CRETDIC (centro de recursos para el alumnado con Trastornos del desarrollo y conducta), con la colaboración puntual de maestros y profesores de secundaria cuando se requiere. El progresivo aumento del número de niños diagnosticados con TEA ha propiciado también un incremento de alumnado con este diagnóstico en todas las escuelas.

El Plan de atención integral a las personas con trastorno del espectro autista
El Plan de atención integral a las personas con TEA, del Plan director de salud mental y adicciones, quiere establecer un circuito eficaz de detección, valoración, derivación e intervención con los recursos comunitarios existentes. Es decir, crear un marco común de actuación que facilite la cohesión entre los diversos departamentos y el desarrollo de estrategias comunes basadas en la formación integrada y la transmisión de conocimiento entre los diversos dispositivos y profesionales que interactúan en la atención a las personas con TEA y sus familias.
 
El trastorno del espectro autista (TEA)
El TEA incluye el autismo, el trastorno generalizado del desarrollo no especificado, el autismo atípico, el trastorno desintegrativo infantil o síndrome de Heller, el síndrome de Asperger y el síndrome de Rett. Actualmente, las cifras internacionales de personas que podrían estar afectadas por uno de estos trastornos oscilan entre 60 y más de 100 por 10.000 habitantes en el TEA y entre 20 y 40 por 10.000 habitantes en el autismo.

El TEA puede estar asociado a cualquier nivel de capacidad intelectual y de aprendizaje. Oscila entre problemas muy sutiles de comprensión o de limitación de la función social y discapacidades muy graves. En algunos de los casos se hace un diagnóstico asociado de discapacidad intelectual, que puede ser desde moderada hasta profunda. A veces las personas afectadas pueden tener habilidades especiales. También pueden mostrar alteraciones del comportamiento, alteraciones emocionales, irregularidades